14 de agosto de 2009

Japón como Asturias, paraiso natural

A pesar del aparente dominio de las ciudades supertochas, Japón es un país con un acojonante patrimonio natural. Su origen volcánico hace que predominen las grandes cordilleras vacías y unos paisajes espectaculares. Tienen mogollón de espacios protegidos a los que se llega facilmente, todos muy verdes porque no para de llover. Incluso a media hora de Tokyo puedes encontrarte espacios bastante vírgenes.
Parece ser que Japón es un paraíso para los esquiadores, a quienes nos la sopla el esquí tienen lugares guapísimos donde poder patear y alquilarte una bici: Tazawa-ko es un lago volcánico rodeado de montañas en el que hay tantos turistas como en Zaratán. Lo raro es que tienes un hostel donde poder dormir por dos duros, que además incluye onsen. También estuvimos en pequeños pueblos de pescadores, con playitas rodeadas de montañas y donde a las 8 de la tarde no te queda más remedio que ir al hotel porque están dormidos hasta los peces.
Esto de los onsen es una de las movidas más chulas de Japón: se trata de baños públicos, a 3 euros la entrada, que existen en todas las ciudades y pueblos del país. Son mejores los de montaña por el tema del paisaje. Consisten en grandes bañeras con aguas volcánicas sulfurosas (y se supone que propiedades varias, algunas huelen a azufre que jode) donde tu, previa ducha y abandono de ropa junto a los japos, te bañas para relajarte. Los hay de mil tipos, todos con aguas que abrasan, algunos con chorritos, otros con saunas. Para ellos es una actividad diaria ir a relajarse después del curro, donde además tienen duchas para salir bien limpito. Lo mejor es el rotemburo: es la piscina exterior, integrada en la naturaleza, donde tu estás tranquilamente bañándote mientras te recreas con un paisaje montañoso de la virgen, y si hay suerte, el agua de lluvia te cae en la jeta. El tema onsen además te permite acabar un día de pateada de forma superrelajada y te deja perfecto para ir a sobar (algunos cierran a la 1am). También te permite conocer toda la diversidad de rabos japoneses que existen (arrugados, viejunos, púberes, reyes de la manada...), así como la enorme homogeniedad de gatos acostados que parecen existir en los vestuarios femeninos.

2 comentarios:

CDM dijo...

un post de dos yemas amighos, entre cojonudo y superior!!

Rubén Martínez Barbáchano dijo...

Joder, el mar estaba como un plato...