5 de agosto de 2017

Comida de museo en Estocolmo


Retomamos de nuevo Viajes Chezas, en esta ocasión visitamos Estocolmo con la Escuela de Diseño ESI Valladolid. La capital sueca, sitio frío pero acogedor, cuenta con lugares mágicos y templos del sabor en rincones y museos que nos sorprenden a cada paso.

Como primera parada fuimos al Museo Vasa, básicamente consiste en un barco que petó a los pocos minutos de salir del puerto y dejo un bonito y rentable museo. Una de las cosas que más nos llamó la atención fue la reconstrucción de los rostros de los marineros a tamaño real, recreando tanto la textura de la piel como la ropa. Un currazo del equipo de investigación del museo, vamos como el museo de cera de Madrid…

El museo cuenta con zonas didácticas que explican de lujales todo lo referente al rescate del barco, y recrea de forma muy fiel como era la vida a bordo. 

Para comer el museo cuenta con un restaurante propio con una carta corta pero realmente deliciosa, yo pedí una ensalada de cordero ahumado, con vegetales a la plancha, aceitunas de Nicosia y salsa de ajo tostado. Un chute de sabores variados, y muy aromáticos, el cordero ahumado sorprende y rima muy bien con la receta.  

Un detalle curioso, es que en el restaurante hay agua del grifo en jarras con vasos limpios y una zona con diferentes panes y mantequilla sin coste adicional, lo cual es bastante común en Estocolmo.

Este detalle, esta muy bien, por que si tienes mucho hambre después de patear la ciudad, te sirve de apoyo al menú para completarlo y seguir el camino con todo el power.

Otra sorpresa artística y culinaria de la capital sueca es la Thielska Galleriet, un recogido museo a las afueras de la ciudad, "escondido" entre una enorme zona arbolada, realmente es la casa de unos ricachones convertida en un museo bien chulo con obras de Munch y rincones realmente sorprendentes. Como podéis apreciar en la imagen el museo conserva los muebles de la era pre-IKEA hechos a lo bestia.



El museo también cuenta con restaurante propio, un sencillo y acogedor templo del sabor atendido por la chef local Monika Ahlberg, es la propia chef la que te sirve la comida y te la cobra (este gesto me cautivo especialmente), además puedes encontrar libros de la autora que aparece en la Wikipedia, 

En esta ocasión pude disfrutar de un plato gareadesco de pescado con verduras, una especie de pisto con salmón y merluza, coronado por un alioli verde con gambas realmente increíble, una ración de amigho digna de un menú vikingo.


Otras recomendaciones de Estocolmo para comer, son los restaurantes pequeños del barrio antiguo y un buffet de comida china con barra libre de cerves que mola un montón en el Centro Cultural Kulturhuset, muy cerca de la zona de la torre Sergelfontänen (en restauración en 2017).

Una ciudad en la que la calidad de vida es apreciable y tendadora, la flexibilidad es cotidiana y los pantalones arremangados son tendencia. 

CDM