Los amantes de los skylines nocturnos tendrán en Hong Kong algo parecido a un orgasmo sensorial o estético. Lo que otras ciudades chinas están intentando imitar es en parte, inimitable. No se trata de sus descomunales rascacielos, de sus túneles submarinos o su imposible estructura residencial en bancales… todo ello no responde a una actitud estética, sino a una verdadera necesidad impuesta por la geografía. Cuando no hay espacio y dinamitar las montañas no es una opción, toca vivir en altura y construir aeropuertos flotantes.
Pero no nos engañemos, las nuevas voces que preconizan la sostenibilidad de este modelo de urbanismo chocan con una realidad inhumana, o deshumanizada. Porque Hong Kong es, en varios sentidos, la cloaca de China. Cloaca en un sentido literal, porque es intrínsecamente insostenible meter en semejante agujero a 8 millones de personas; no alcanzo a explicar con palabras el nivel de contaminación que se percibe en el ambiente, pero en el ranking mundial puede que esté a la cabeza. Cloaca también en un sentido menos prosáico, más conceptual… en forma de concentrado de los vicios, anhelos y corrupciones de una China reprimida y una Inglaterra que deja hacer y mira a otro lado. Entrada y salida durante siglos de todo lo producido y susceptible (o no) de ser vendido/comprado, el experimento de un capitalismo extremo hasta el surrealismo ha dado lugar a una sociedad aparentemente cosmopolita, pero fuertemente jerarquizada en lo económico. Indios y filipinos en lo más bajo de la escala, chinos en medio y hongkoneses + occidentales enriquecidos en la cúspide. Los rasgos asiáticos se desdibujan por la infinidad de mezclas y la indiferencia/frialdad se impone en las relaciones sociales; soledad en medio del gentío. A pesar de todo, tiene su encanto. En quien se inspiraría Ridley Scott para hacer Blade Runner?.
Elel