Estos tipos tan raros no tienen nada que envidiar a nuestro apreciado Duero. Y no nos referimos al vino, que por supuesto aqu'i no tienen, sino al rio en si mismo. A quie nse le ocure ir con barquitos por esta meadilla, por este riachuelillo, ay ay ay tontuelos ellos. A pesar de todo, nos encontramos con esta estupenda "efigie" que pronto nos hizo recordar que estabamos en Egipto, de donde fangaron bastantes cosas esta gentucilla.
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