De nuevo un grupo de chezas se adentró por tierras islandesas durante un par de semanas para recorrer con el buen tiempo esta inhóspita isla, salvaje, despoblada, sin un árbol pero con unos paisajes espectaculares que nunca habíamos visto. Cataratas, volcanes, glaciares, fumarolas, ríos enbravecidos en una isla semivacía, donde, además de la capital, apenas existen aldeas y granjas aisladas. Son 280 000 habitantes, y el 70% viven en Reykavick, vamos que como te pierdas en sus caminos sin asfaltar lo tienes jodido. El tiempo solo respeta en julio y agosto, y hasta hace solico, pero el invierno debe ser una tortura. Los islandeses aprovechan estos meses para sacarse sun enormes todoterrenos y sus tiendas de campaña para coger un poco de aire para el invierno. Sin embargo, ellos te dicen que el clima es agradable, que no es pa tanto. Son gente seria pero amable, grandes como elefantes, y con cierto aspecto de Bjork (es lo que tiene la endogamia en país aislado durante toda su historia: se supone que todos proceden de 100 vikingos que llegaron allí hace 1000 años). Lo del alcohol les gusta bastante, se ponen tibios, y a pesar de los precios (7 euros la birra en una gasolinera) y las prohibiciones (hubo ley seca hasta 1992 y en los super te venden las cerves rebajadas de graduación).
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1 comentario:
se la cogen de pantalón largo para superar las largas noches!!!
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