La
península de Yucatán es una enorme meseta cárstica cubierta de selva, pero
horadada por un sinfín de ríos subterráneos y cuevas cuyo techo, en algunos
casos, se hunde dando lugar a pequeños lagos o pozas de agua dulce en medio de
la selva. Puerta de entrada al inframundo para los mayas, y bonitos charcos de
agua limpia para un servidor, el buceo en cenotes es algo más delicado y
técnico que en el mar, aunque engancha (algunos de hecho lo prefieren al buceo
en mar). La luz tamizada de la selva penetrando en las cavernas subacuáticas
desde luego es algo único, y siguiendo estos ríos subterráneos se puede acabar
en el mar, en cuyo caso aparecerá una nebulosa fantasmagórica (la haloclina)
producida por el cambio de salinidad (las aguas no se mezclan) lo cual acojona
más que todos los tiburones toro del arrecife juntos, y que da ese aspecto
desenfocado a las fotos.
Por lo
que respecta al buceo con tiburones toro; no es apto para gente impresionable,
aunque el momento más tenso no es una vez abajo en el "rejoneo" con
los bichos, sino antes, al alejarte de la costa en barca y tirarte al agua en
mar abierto. Bromas aparte es una inmersión bastante controlada, en la que si
sigues el protocolo y no haces ninguna gilipollez no va a pasar nada. Más
peligroso que los toros son las corrientes o no parar para compensar bien, al
ascender desde 28 metros.
Ahí va otro pequeño vídeo; esta vez en los arrecifes de Akumal y de Playa del Carmen. Un pequeño catálogo con nombres científicos para freaks de la
biología marina.
Elel
2 comentarios:
Cousteau estaría orgulloso de usted!!
El de las camisetas o el biólogo marino?
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