24 de enero de 2012

Yucatán (México) - Parte 3


 








La península de Yucatán es una enorme meseta cárstica cubierta de selva, pero horadada por un sinfín de ríos subterráneos y cuevas cuyo techo, en algunos casos, se hunde dando lugar a pequeños lagos o pozas de agua dulce en medio de la selva. Puerta de entrada al inframundo para los mayas, y bonitos charcos de agua limpia para un servidor, el buceo en cenotes es algo más delicado y técnico que en el mar, aunque engancha (algunos de hecho lo prefieren al buceo en mar). La luz tamizada de la selva penetrando en las cavernas subacuáticas desde luego es algo único, y siguiendo estos ríos subterráneos se puede acabar en el mar, en cuyo caso aparecerá una nebulosa fantasmagórica (la haloclina) producida por el cambio de salinidad (las aguas no se mezclan) lo cual acojona más que todos los tiburones toro del arrecife juntos, y que da ese aspecto desenfocado a las fotos.
Por lo que respecta al buceo con tiburones toro; no es apto para gente impresionable, aunque el momento más tenso no es una vez abajo en el "rejoneo" con los bichos, sino antes, al alejarte de la costa en barca y tirarte al agua en mar abierto. Bromas aparte es una inmersión bastante controlada, en la que si sigues el protocolo y no haces ninguna gilipollez no va a pasar nada. Más peligroso que los toros son las corrientes o no parar para compensar bien, al ascender desde 28 metros.

Ahí va otro pequeño vídeo; esta vez en los arrecifes de Akumal y de Playa del Carmen. Un pequeño catálogo con nombres científicos para freaks de la biología marina.
Elel

2 comentarios:

El Mago del color dijo...

Cousteau estaría orgulloso de usted!!

Rubén Martínez Barbáchano dijo...

El de las camisetas o el biólogo marino?