24 de enero de 2012

Yucatán (México) - Parte 1





















La culpa es de las pelis de vaqueros; “te vas a Méjico? pero allí hay selva?” fue la pregunta estrella días antes de irme. La pregunta en el fondo refleja una realidad; la de un país con 3.000 km entre el noroeste (Baja California) y el extremo sureste, la península de Yucatán. El estado de Quintana Roo (al este de Yucatán) tiene un potencial turístico gareadesco… explotado y rentabilizado en el caso de Cancún, cuenta sin embargo con inmensas extensiones de selvas, manglares, un patrimonio monumental de sobra conocido (ciudades, ruinas y pirámides mayas) y sobre todo, una costa de una belleza casi surreal. Al sur de Playa del Carmen la combinación de estos elementos produce toda una experiencia estética. Las selvas, que se comen literalmente templos y pirámides de época maya, mueren en playas de arena blanca, con aguas cristalinas asentadas sobre la mayor barrera de arrecife coralino del mundo (con permiso del australiano); el Arrecife Mesoamericano. Y como en todo viaje, se impone priorizar cosas, y en mi caso era el buceo (el de mi hermano, el pestruceo con mariachis).
Acerca del papeo, nada que comentar sobre la riquísima cocina mejicana, de sobra conocida... sobre el mito del picante, lo único que hay que advertir es sobre la mortal salsa a base de chiles habaneros, de color verde (te colapsa la glotis). Lo llamaban la salsa de la campana sagrada, porque cuando entra pica y cuando "sale" repica.

2 comentarios:

Le Magician dijo...

Analisis sensorial de cerevezas!! Wish you were beer!

Rubén Martínez Barbáchano dijo...

Yo prefiero beber que ser cerveza... siendo cerveza nunca podría beberme a mí misma.