Nuestra meta en Serbia era llegar al Festival Anual de Música de Guça... en los bosques cerca de la frontera con Montenegro se celebra este festival, la mayor concentración de chezas que ha visto el menda en su vida. El puto caos se apodera de todo de noche... por unos días se juntan zíngaros, serbios bajados de las aldeas, granujas, genocidas, peloceniceros balcánicos y popes ortodoxos, todos con un único objetivo; tajarse como abubillas. La música enloquecida de vientos, esa tipo B.S.O. de "Underground" que tanta pasta ha hecho amasar al Goran Bregovic. Es como si una manada de elefantes entrara en una cacharrería, pero engancha. La gente está tan tajada y de buen rollo que se despelota, o si te queman sin querer con un cigarro te compensan con Rakija, un suave orujo de 50 ºc que se bebe por allí. En una ocasión un oso serbio de 2 metros y su mujer, que iban del revés, nos cosieron a abrazos mientras exclamaban "España!!, mafia!!, mafia!!"
2 comentarios:
Lala, pero qué bien rodeada! jejejejeje
Como diría mi bisabuelo: "Vaya cuadrillad e segadores" o sea "vaya gareada de chezas".
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